
El pasado 25 de julio, la OIT (Organización Internacional del Trabajo) hizo público su más reciente trabajo en materia de inteligencia artificial y gestión de recursos humanos (Artificial intelligence in human resource management: a challenge for the human-centred agenda?). Esta corta pero importante investigación nos brinda una perspectiva inicial de la visión que la OIT está desarrollando sobre este tema de gran relevancia.
La investigación realiza, de forma introductoria, un desarrollo sobre el estado actual del uso de estas herramientas, tanto en los procesos de contratación de personal como de organización de la fuerza de trabajo en las empresas.
Procede luego a adentrarse en los puntos favorables y desfavorables del uso de la inteligencia artificial, de conformidad con las prácticas documentadas hasta este momento. Es notable como el trabajo le da un especial énfasis al uso de la inteligencia artificial en la organización de horarios y jornadas de trabajo, y alerta sobre los problemas que su aplicación en esta área presenta.
En este sentido, nos dice el estudio, el hecho de excluir a las personas trabajadoras y a las administraciones del diseño de los horarios puede no solo terminar afectando a cada individuo, al interpretar que todos son idénticos e intercambiables, sino también causando rigideces importantes en el ámbito empresarial, por no poder acoplarse a cuestiones de último minuto.
Del mismo modo, le presta relevancia al uso de la inteligencia artificial para tratar de optimizar procesos productivos, sobre todo cuando son utilizados para desagregar estos procesos en tareas cada vez más sencillas que implican, finalmente, trabajo más barato. Y, además, que tiene como resultado que al tener que realizar labores más sencillas, se va perdiendo eventualmente el compromiso y desempeño de las personas trabajadoras.
Finalmente, como se parte de la idea de que el desarrollo de la inteligencia artificial no se va a detener, el trabajo de la OIT sugiere que los actores sociales (organizaciones empresariales, sindicales y Estado) valoren y empiecen a implementar políticas para atender los desafíos que ya se nos ha demostrado existen en este ámbito.
Los avisos respecto de la necesidad de regulaciones de la inteligencia artificial en el ámbito laboral no son nada recientes. Los efectos más conocidos, negativos o positivos, se nos han venido explicando desde hace ya una buena cantidad de años; y este trabajo de la OIT no es la excepción. A pesar de esto, los esfuerzos para por lo menos empezar un camino hacia la regulación en Costa Rica parecen ser escasos.
Desde nuestra perspectiva, este no debería ser un caso más en el que el país elija no tener una normativa específica al respecto.
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